¿Cómo quieres que aprendan?

Sólo hace falta unos minutos navegando por la red y podemos encontrar un sinfín de artículos y noticias sobre maneras de aprender «nuevas» o que se las relacionan con la innovación educativa. En ese listado nos hallamos ante el aprendizaje por tareas, aprendizaje basado en proyectos, metodologías basadas en la investigación, cooperativo, aprendizaje dialógico o la clásica metodología tradicional con su lección magistral.
Todas ellas, bajo mi punto de vista pueden llegar a ser válidas, otra cosa es si nos hemos preguntado ¿qué queremos que aprendan? o ¿cómo queremos que aprendan?. Ante esta pregunta, la actitud del maestro es primordial. Nos consideramos que lo sabemos todo, estableciendo una metodología piramidal en la que somos el vértice superior o más horizontal en la que nos sentimos partícipes y entendemos que el aula es un lugar de aprendizaje no sólo para el alumno sino para el maestro. Bajo mi punto de vista, el maestro y el alumno se deben encaminar en la dirección del entendimiento, en la que todos los miembros del aula son partícipes y productores de contenidos. Esta visión hace que aumente la implicación de los alumnos, su tiempo de dedicación, sus habilidades sociales, colaboración, ayudas, respeto al turno de palabra y en definitiva aumenta su rendimiento académico. Pero hay una cosa que no debemos dejar a un lado, es el conocimiento por parte del maestro de cada uno de sus alumnos, potencialidades o debilidades, o sus posibles talentos individuales.
En mi caso, hay que dar prioridad a tres aspectos fundamentales, la relación, la comprensión y memoria, para conseguir el mayor logro, su autonomía.
El aprendizaje basado en proyectos, el cual llevo a cabo, pertenece a esas metodologías que mediante actividades atractivas, motivantes, creadas por el maestro o por los propios alumnos, nos encamina a los aspectos fundamentales anteriormente descritos. Estamos preparando y ofreciendo herramientas para que ellos, no sólo adquieran esos conocimientos, sino que aprendan y sepan gestionar todos los imprevistos que puedan ir apareciendo de forma autónoma. En la escuela se establecen las bases para que una vez continúen su camino puedan seguir aprendiendo.
Para ello, entiendo esta forma de trabajar como una aula activa, creativa, en la que ellos aprenden compartiendo información, ya que compartir es aprender. Y es esto lo que genera más dudas y miedos a los docentes, perder la «disciplina» del aula, y realmente lo que se produce es lo contrario, aumenta la libertad del alumno y el orden del aula. Provoca esta metodología la reflexión del alumno, aumentando el espíritu crítico del aula, un aula en donde el maestro no se limita a preguntar las palabras de la lección, sino más bien el sentido de éstas, que informa el provecho, no por la memoria, sino por su conducta. Saber de memoria, no es saber, es sólo retener lo que se ha dado en guardar a la memoria.

«Lo que bien se concibe se expresa claramente, y las palabras para enunciarlo llegan a los labios sin dificultad» HORACIO.

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